Mis versos son verdades incompletas, nacidas en los instantes de una mirada entre párpados intimidados; un acercamiento fugaz a la forma en que unos brazos yacen apoyados, al color brillante de un suspiro, a la exigencia de alegría o tristeza que guardan los pequeños gestos que apenas se perciben, a las lágrimas de la emoción estética...; afloran como un saber dormido en una idea que despierta.

porque yo, soy poeta, leo las almas

y cuento las lágrimas de la vida.

(Pasos de Arco Iris, 2ª edición. Amarillo-Violeta, poema XVIII).

*

Me gusta definirme como: "amiga de las Horas, que custodian las puertas del cielo, de la lluvia, el silencio y sus colores".

domingo, 22 de marzo de 2020

¡Qué peligroso es el miedo!

Os invito a una reflexión con el poema primero de mi libro “La sombra impía del miedo”
                     -I-

Confiados en la falaz inmovilidad
observamos, con rosto impasible
y pausada indiferencia, 
como se apareja el siniestro navío 
que conduce al miedo.
Distraídos por firmes convicciones
no advertimos sus fauces violentas
ni los tenebrosos augurios
de su incisiva proa. 
¡Estamos tan embebidos y cegados 
por la cotidiana seguridad!, 
siempre engañosa
tan fiados en nuestra idea de futuro,
que ignoramos, con incauto desdén, 
el delicado momento 
en que infla su poderoso velamen,
¡es apenas un instante!,
y ya solo existe su premura, 
su insólita rapidez para llevar la nave
a sus opacos dominios 
preñados de agitados mares 
y engañosas calmas, 
presagio de las confusas borrascas
que le son propias.
Presos ya en él, desasistidos,
navegamos, abatidos, a la deriva 
sin brújula ni propósito,
manejados por el absurdo rapto frenético 
de sus razones amenazantes.
Es extraño, casi siempre lo intuimos, 
notamos su sigilosa y creciente proximidad,
su turbulenta y fría red 
ahogando el germen de la alegría;
mas, igual que almas derrotadas,
elegimos desdeñar
las señales que anuncian su ferocidad.
Acomodados en nuestra razonable idea
dejamos pasar el tiempo sin tomar en cuenta
los terribles vaticinios que muestran los actos
que alberga su sombría naturaleza.
¡Pobres vencidos caminando ya sin vida propia!

©Florentina Gómez Guasp