Mis versos son verdades incompletas, nacidas en los instantes de una mirada entre párpados intimidados; un acercamiento fugaz a la forma en que unos brazos yacen apoyados, al color brillante de un suspiro, a la exigencia de alegría o tristeza que guardan los pequeños gestos que apenas se perciben, a las lágrimas de la emoción estética...; afloran como un saber dormido en una idea que despierta.

porque yo, soy poeta, leo las almas

y cuento las lágrimas de la vida.

(Pasos de Arco Iris, 2ª edición. Amarillo-Violeta, poema XVIII).

*

Me gusta definirme como: "amiga de las Horas, que custodian las puertas del cielo, de la lluvia, el silencio y sus colores".

viernes, 12 de noviembre de 2021

NUEVO TRANSPARENTES AZULES

Os presento mi nuevo “transparentes azules”, los poemas que contiene son un canto al agua en sus diversas formas cargadas de azules llenos de matices. 


El agua, uno de los elementos primordiales que nos constituyen y habitamos, se mueve y se trasforma entre azules, pacíficos o plenos de conmoción. Siempre hay que atrapar la mano de su color, guía hacia las verdades iniciales y profundas.


Nada hay en la tierra que no precise de sus delgadas y hábiles manos.


Este libro tiene tres partes: la primera es una reedición de Transparentes azules, la segunda, a modo de antología, incluye nueve poemas de otros títulos míos que, por ser su tema similar, creo deben estar incluidos en este libro; y finalmente, la tercera contiene veinte poemas inéditos.

 

Aquí tenéis un poema: 

 

AZUL ERRANTE

 

El azul es la obertura de un milagro cotidiano 

y eterno.

Tiene voces ocultas llenas de misterio

prendidas de la tendencia errante 

de sus variados tonos jugando con la luz 

en su marcha nómada. 

Es elíptico y silencioso en su entrada temprana: 

nace del amarillo vivo cuando despereza 

el oscuro tono cedido a la noche.

El preludio luminoso le devuelve el celeste 

que le es propio en su cúpula. 

Allegro va hacía el punto mediano del día 

y, al traspasar su zenit, posee el matiz lúcido del cielo.

En adagio decaen sus suaves tonos por la tarde 

y, en el crepúsculo, allegro aparece el añil, 

electrizante, puro y vivo, 

prendido del intenso olor marino que oscurece 

y arrima el índigo color a la cercana noche 

con un presuroso giro entre nombres de estrellas.

Ya en la noche suenan sordos sus oscuros tonos

que mudando provocan la mudez del tiempo;

pero el tiempo, aunque sin hablar, pasa;

pasa y deja la huella cansada de su destello azul

avanzando hacia los rayos áureos de un nuevo inicio

y vuelve el azul a comenzar su marcha errante.

 

 

Copyright © Florentina Gómez Guasp

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