Mis versos son verdades incompletas, nacidas en los instantes de una mirada entre párpados intimidados; un acercamiento fugaz a la forma en que unos brazos yacen apoyados, al color brillante de un suspiro, a la exigencia de alegría o tristeza que guardan los pequeños gestos que apenas se perciben, a las lágrimas de la emoción estética...; afloran como un saber dormido en una idea que despierta.

porque yo, soy poeta, leo las almas

y cuento las lágrimas de la vida.

(Pasos de Arco Iris, 2ª edición. Amarillo-Violeta, poema XVIII).

*

Me gusta definirme como: "amiga de las Horas, que custodian las puertas del cielo, de la lluvia, el silencio y sus colores".

EL FILO DE LAS PALABRAS

Este libro es una reflexión sobre el poder de las palabras.
Sin palabras seriamos
simple polvo de estrellas…



EL DESCONCIERTO

Siempre se nos caen las palabras
cuando, de pronto, 
la realidad no se concuerda y nos revela, 
con su nítida claridad, 
que hemos estado presos de una ensoñación.
Se nos caen, siempre, las palabras 
cuando la apariencia se desnuda 
y nos muestra, 
al trasluz de su falacia, lo real en esencia.
Se nos caen las palabras y las vemos 
en el suelo,
exhaustas, indecisas,
desvencijadas por el desconcierto.
Las observamos a distancia con reserva 
y dudamos,
dudamos como niños asustados,
recelando de su significado.
¿Cuáles elegir entre todas ellas? 
Quizá, arriesgarse a escoger las más guerreras,
aquellas que, tal vez, logren vencer 
en nuestra confusa lucha,
alumbrando lugares que la memoria esconde,
atreviéndonos 
a ver nuestra alma en el espejo.
O acaso, mostrarnos cautelosos o cobardes 
y alejarnos, 
alejarnos de su penetrante precisión, 
optando 
por aquellas palabras borrosas 
que nos salven de la fuerza de su idea 
mostrando velada 
su representación profunda.
Dejar dormir la intuición de un ideal
y quedarnos en un limbo sin contiendas:
ni la luz ni la sombra, solo 
un universo casi tranquilo y gris.
¡Tal vez, demasiado fulgor nos ciega!
¿Quién sabe?, puede que lo mejor sea
dejarlas allí, desperdigadas,  
caídas en la batalla de la vida, olvidadas,
muriendo en un terreno baldío.
(El Filo de las Palabras, poema IV)

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