¡Ojalá el amor vuele siempre entre nosotros llenando el aire de alegría!
Celebremos su energía porque el amor es el bien más preciado que tenemos y creo que la mejor manera de honrarle es con un poema.
LA LLAMADA
El amor llama, súbito, en momentos que, tal vez,
no esperabas;
se hunde en ti lleno de sorpresas
y te desconciertan sus preguntas sin respuesta,
su atolondrado caminar sin prisa
que te aleja y te acerca;
esa certeza profunda que es para siempre tuya.
Aunque cierres todas las ventanas,
no consigues acallar sus cantos exaltados,
que no logras desvelar,
ni silenciar el vivo pálpito que, vehemente,
usurpa tu aliento.
Nada puede sofocar el halo de eternidad
que se arremolina y caracolea,
encandilando tus sentidos, llenándote de luz.
Es una sacudida de omnipotencia que te rapta,
un poder que trajina todo tu ser más allá
de sus límites y, con calladas palabras
rebosantes de color y fulgor de miel,
te colma de una sabia pureza que te enaltece,
acercándote a lo sublime.
Honra siempre al amor, haz de él estandarte,
o de lo contrario te devorarán los siglos
y nada quedará en la memoria, ni siquiera
la atenta sombra de tus gestos o el despertar sutil
de tu mirada en una tibia tarde
en la que se oía suspirar a los árboles y la yerba
crecía hasta besar el rojo en flor de tus mejillas.
(“El alado y la mariposa”) ©Florentina Gómez Guasp
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