La fuerza de las palabras reside en la unión intima que guardan al concepto que expresan, habita en la lealtad que mantienen a su significado puro. La profunda simplicidad de la idea que representan enciende una potente luz que abre la conciencia acercándonos a la verdad, dándonos los útiles necesarios para ordenar el caos y comprender mejor el mundo. Pero si las palabras se tuercen y se alejan de sí, caen desamparadas presas en los laberintos de la incoherencia.
PALABRAS ENAJENADAS
Las palabras, solas, son soberanas, libres,
no tienen dueño ni yugo; guardan
en sus delicadas letras,
de sonidos entonados, un significado puro,
una tendencia determinada
hacia la etérea verdad que amparan.
¡Mas hay! si alguien las usa
y dispone de la razón de su materia
sin atender a su virtuosa fidelidad a la idea,
a su nítida expresión o, tan solo,
piensa sus dormidas letras sin respeto;
entonces, las palabras quedan cautivas,
intrincadas y sutiles ataduras
se perfilan en torno a ellas con tenues tonos,
apenas definidos
y ya cargados de extrañas amenazas,
de impulsos
que desafían la música de sus sílabas
con un quejoso y confuso ruido
que quebranta sus delicados ecos.
¿Dónde queda su verdad, su sentir profundo
cuando las palabras
se cubren de oscuras luces,
de colores intrusos
que infiltran su menudo espacio
dejándolo apenas abarcar un soplo?
De boca en boca transitan, presas, desfiguradas,
¡tantas veces enajenadas por emotivos tintes!
Alejadas de su obligado deber,
se hacen extrañas a su fuerza y así, debilitadas,
se apartan de su inicial propósito y mueren,
las palabras, ajenas a sí mismas, mueren.
“El filo de las palabras”
Copyright © 2016 Florentina Gómez Guasp
Todos los derechos reservados.
ISBN-10: 1537722298
ISBN-13: 978-1537722290
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