Feliz día a todos aquellos que tienen la capacidad de amar; si, porque el amor es una capacidad que se nutre de lo mejor del ser humano y concentra la energía en la búsqueda de la felicidad compartida y enriquecedora.
Uno sólo puede entregarse a la hermosa tarea de construir una bella historia de amor si tiene ese capital previo, esa capacidad y, además, un cierto grado de madurez y eso no sale de la nada; las emociones y los sentimientos se aprenden: no se puede ser un virtuoso del violín sin haber estudiado solfeo, historia de la música, sin estudiar las partituras de los grandes maestros. De la misma forma, tu alma no se verá transportada a la belleza de las hermosas notas de la sinfonía que el amor compone, sin que haya penetrado en ti la armonía del bien hacer, edificada por los seres humanos en su búsqueda de la verdad, de la belleza, de lo justo a través de los siglos.
No hay nada más humano ni más elaborado que el amor. Es verdad, a veces fracasamos, nos falta madurez para enfrentar una tarea tan compleja en su sencillez; nos dejamos deslumbrar por fuegos de artificio, por relaciones que, realmente, nos son ajenas. Aquella que se ajusta a nuestro sentir, visible sólo para nosotros, se va configurando poco a poco en nuestro mundo íntimo, fruto de la particular biografía de cada uno, conformando nuestro álter ego, esa alma gemela que todos anhelamos.
Construir una bella historia de amor en la que reine la concordia, en mi opinión, es la tarea más importante de la existencia, porque el amor nos da esperanza y la esperanza es el motor de la vida.
Una buena manera de celebrar el día de los enamorados es recitando poemas de amor, aquí les brindo tres poemas para los corazones palpitantes.
SIN CONOCERTE
Sin conocerte,
existes en mi recuerdo;
sin saber de ti,
recorres los caminos de mi ser.
No sé dónde estás
y, sin embargo,
noto tu presencia
en la forma en que miro,
en cada elección
que me planteo.
Estás en mi, lo sé
y no te conozco;
eres aún,
un dibujo de mi mente
formándose en silencio.
Cuando miro a mi alrededor,
te veo y no te veo
entre la gente que me envuelve.
Noto, día a día,
como se cimientan tus perfiles
debajo de mi piel,
adaptándose
a la forma de mi abrazo.
sin conocerte, te siento
como la mitad que me falta
y me completa.
COLOR DE OTOÑO
Me gustas
con tus colores de otoño
más que cuando vestías
tu rostro de juventud;
ahora leo, en las huellas
de tus risas,
alegrías que se fueron
y en los surcos de tus penas,
versos de lágrimas,
amores pasados y pesares,
que te esculpieron
para esta hora perfecta
de pardas hojas,
en la que eres,
como yo te soñé:
un hombre en paz.
SIEMPRE
Tu alma, a la que en silencio acudo
e insto, cada mañana, a la sorpresa de la luz,
se abre a mí a través de las ventanas profundas
de muchos ayeres, que me dibujan,
al salir del sueño, renovada y siempre tuya.
“El alado y la mariposa”
copyright Florentina Gómez Guasp
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